Uruguay registra los valores más bajos de campo magnético a nivel mundial, según el primer monitoreo finalizado la semana pasada. Esto afecta a los satélites, pero también la vida cotidiana sobre la Tierra.
Los satélites de baja altura, que circulan de 200 a 300 kilómetros de la Tierra suelen sufrir desperfectos cuando pasan sobre Uruguay. A nivel de la superficie, los GPS presentan problemas más a menudo que en otros sitios. También las radiocomunicaciones.
Esto sucede porque el país se encuentra en el centro de la Anomalía Magnética del Atlántico Sur una región que abarca también Paraguay, el Sur de Brasil y gran parte de Argentina caracterizada por tener valores de campo magnético del entorno de 23.000 nanoteslas, significativamente inferiores a la media mundial que es de 60.000.
Consecuencias.
Los satélites de baja altura, que circulan de 200 a 300 kilómetros de la Tierra suelen sufrir desperfectos cuando pasan sobre Uruguay. A nivel de la superficie, los GPS presentan problemas más a menudo que en otros sitios. También las radiocomunicaciones.
Esto sucede porque el país se encuentra en el centro de la Anomalía Magnética del Atlántico Sur una región que abarca también Paraguay, el Sur de Brasil y gran parte de Argentina caracterizada por tener valores de campo magnético del entorno de 23.000 nanoteslas, significativamente inferiores a la media mundial que es de 60.000.
Consecuencias.
Las mediciones confirmaron los bajos registros esperados para el país, situación de la que se conocen algunas consecuencias. Y resta estudiar múltiples. Ese es uno de los motivos por los que Tancredi y Sánchez, con el apoyo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, plantean instalar el primer Observatorio Geofísico en Uruguay donde se efectúe un monitoreo continuo del campo electromagnético.
Una de las afectaciones claras es a los satélites. Alrededor de la Tierra hay cinturones de radiación, donde hay partículas atrapadas. La Anomalía del Atlántico Sur produce que esos cinturones estén mucho más cerca de la superficie terrestre -a entre 100 y 200 kilómetros- mientras, en otras regiones, como Europa, se ubican a una distancia sustancialmente mayor.
"Los satélites de baja altura o los transbordadores espaciales viajan a alturas de 200 o 300 kilómetros. Si pasan por Europa, a esa distancia, están en una zona donde no los alcanza el cinturón de radiación. Pero cuando pasan por acá sí. Reciben partículas energéticas y esto produce desperfectos en la electrónica y errores en los instrumentos", dice Tancredi.
Otra de los consecuencias son para las radiocomunicaciones o las señales de satélite. Eso se debe a que dependen de la última capa de la atmósfera, la ionósfera, que aquí esta "perturbada" por la anomalía. "Las ondas de radio funcionan porque rebotan en la ionósfera. Los GPS, cuando mandan señal, tienen que atravesarla. Se ha visto que en estas zonas el número de errores que producen las señales es mucho mayor que en otras partes", explica Tancredi.
Además, esta región tiene una mayor incidencia de rayos que otras y científicos han especulado en que puede tener relación con la Anomalía del Atlántico Sur.
Por otra parte, el campo magnético terrestre interactúa con el del Sol. "Además de las variaciones de largo plazo el campo magnético de la Tierra se ve afectado por variaciones a corto plazo, producto de la interacción con el cambiante campo magnético solar y el viento solar. Las tormentas solares producen tormentas geomagnéticas, con consecuencias a nivel de las tele y radiocomunicaciones", señalaron Tancredi y Sánchez en la propuesta para instalar el Observatorio Geofísico.
La actividad del Sol varía. El próximo máximo está previsto para 2012 o 2013, lo que tendrá consecuencias sobre la Tierra. Y aunque se desconoce exactamente qué provocará, es esperable que por el incremento de la dependencia tecnológica las dificultades sean mayores que hace 12 años, en el pico anterior. "A nivel de superficie, como hay poco desarrollo científico en la región, es poco lo que se ha investigado", apunta Tancredi.
Claves
Medición y Observatorio
Desde el 8 de septiembre Gonzalo Tancredi y Leda Sánchez efectuaron el primer monitoreo continuo de campo magnético en Uruguay en el Observatorio de Aiguá. Paralelamente, buscan financiación para instalar en el país el primer Observatorio Geofísico que permitiría contar con mediciones constantes y efectuar advertencias a nivel sismológico y electromagnético.
Una de las afectaciones claras es a los satélites. Alrededor de la Tierra hay cinturones de radiación, donde hay partículas atrapadas. La Anomalía del Atlántico Sur produce que esos cinturones estén mucho más cerca de la superficie terrestre -a entre 100 y 200 kilómetros- mientras, en otras regiones, como Europa, se ubican a una distancia sustancialmente mayor.
"Los satélites de baja altura o los transbordadores espaciales viajan a alturas de 200 o 300 kilómetros. Si pasan por Europa, a esa distancia, están en una zona donde no los alcanza el cinturón de radiación. Pero cuando pasan por acá sí. Reciben partículas energéticas y esto produce desperfectos en la electrónica y errores en los instrumentos", dice Tancredi.
Otra de los consecuencias son para las radiocomunicaciones o las señales de satélite. Eso se debe a que dependen de la última capa de la atmósfera, la ionósfera, que aquí esta "perturbada" por la anomalía. "Las ondas de radio funcionan porque rebotan en la ionósfera. Los GPS, cuando mandan señal, tienen que atravesarla. Se ha visto que en estas zonas el número de errores que producen las señales es mucho mayor que en otras partes", explica Tancredi.
Además, esta región tiene una mayor incidencia de rayos que otras y científicos han especulado en que puede tener relación con la Anomalía del Atlántico Sur.
Por otra parte, el campo magnético terrestre interactúa con el del Sol. "Además de las variaciones de largo plazo el campo magnético de la Tierra se ve afectado por variaciones a corto plazo, producto de la interacción con el cambiante campo magnético solar y el viento solar. Las tormentas solares producen tormentas geomagnéticas, con consecuencias a nivel de las tele y radiocomunicaciones", señalaron Tancredi y Sánchez en la propuesta para instalar el Observatorio Geofísico.
La actividad del Sol varía. El próximo máximo está previsto para 2012 o 2013, lo que tendrá consecuencias sobre la Tierra. Y aunque se desconoce exactamente qué provocará, es esperable que por el incremento de la dependencia tecnológica las dificultades sean mayores que hace 12 años, en el pico anterior. "A nivel de superficie, como hay poco desarrollo científico en la región, es poco lo que se ha investigado", apunta Tancredi.
Claves
Medición y Observatorio
Desde el 8 de septiembre Gonzalo Tancredi y Leda Sánchez efectuaron el primer monitoreo continuo de campo magnético en Uruguay en el Observatorio de Aiguá. Paralelamente, buscan financiación para instalar en el país el primer Observatorio Geofísico que permitiría contar con mediciones constantes y efectuar advertencias a nivel sismológico y electromagnético.
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